miércoles, 11 de enero de 2012

El pacto de Amor de Jehová está vigente Jeremías 31:1-3


En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel y ellas me serán a mí por pueblo. Así ha dicho Jehová: El  pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo:
con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Quizá se pregunte usted y esto que tiene que ver conmigo, que tengo yo de ver con Israel, si no soy judío, eso es para los judíos, el pueblo de Israel vive en conflicto permanente en medio Oriente lo veo y escucho a diario por la televisión. Entonces que tengo que ver con Israel, mucho porque al igual que el pueblo de Israel le hemos dado la espalda a Dios, nos hemos olvidado de sus estatutos y preceptos. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá, porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisible de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios. Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Romanos 1:18-25 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, porque tú juzgas haces lo mismo. Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? Romanos 2:1-3 ¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes? Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran: Se lo echan sobre los hombres, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio, Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.  Acordaos de esto, y tened vergüenza, volved en vosotros, prevaricadores. Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos: Porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero. Que llamo desde el oriente al ave, y de la tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré. Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.  Isaías 46:5-13 Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová?  Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador, ningún otro fuera de mí. Isaías 46:20-21 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras; vida eterna a los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia. Romanos 2:4-5 Es por esto que Dios te dice: con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31.3 como podrás darte cuenta el pacto de amor de Dios está vigente,  Dios quiere darte Salvación y Vida eterna, es por eso que envío a su hijo JESUCRISTO al mundo para que el mundo fuese salvo por él, hoy Dios te dice: MIRAD A MI, Y SED SALVOS, TODOS LOS TERMINOS DE LA TIERRA, PORQUE YO SOY DIOS, Y NO HAY MAS. POR MI MISMO HICE JURAMENTO, DE MI BOCA SALIÓ PALABRA EN JUSTICIA, Y NO SERÁ REVOCADA: QUE A MI SE DOBLARÁ TODA RODILLA, Y JURARA TODA LENGUA. Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardezcan serán avergonzados. Isaías 45: 22-24
¿Quieres  tú venir a Cristo y mirarlo a él y ser salvo, Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
¿Quieres ser salvo(a) haz la siguiente oración:
Bendito Dios y Padre Celestial, en esta hora yo te pido que perdones todas mis transgresiones, que perdones todos mis pecados, Señor Jesús en esta hora te acepto como mi Señor y Salvador, límpiame con tu sangre preciosa y borra todas mis iniquidades, yo creo que tu moriste en la cruz del calvario para darme salvación y vida eterna y yo quiero esa vida eterna, dame de tu Santo Espíritu, hazme una nueva criatura en Cristo Jesús y escribe mi nombre en el libro de la vida, en el nombre de Jesús, amén y amén.


Y esta es la vida eterna;  que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado. Juan 17:3




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