jueves, 12 de enero de 2012

Confianza, Valor y Fidelidad al Pacto Josué 1:8


Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidad de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Josué 1:7
Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y
pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, y toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé.  Esfuérzate y sé valiente, porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Josué 1:1-6  Al comenzar el libro de Josué, los israelitas se encuentran acampados a la orilla oriental del Jordán, a la misma entrada de la tierra prometida y ya habían completado el período de duelo por Moisés, que acababa de morir. Treinta y nueve años antes (después de pasar un año en el monte Sinaí recibiendo la ley de Dios), los israelitas tuvieron una oportunidad de entrar a la tierra prometida, pero no confiaron en que Dios les daría la victoria. Por lo tanto, Dios no les permitió entrar a la tierra, sino que los hizo vagar por el desierto hasta que muriera aquella generación desobediente. Durante su peregrinación en el desierto, los israelitas aprendieron a obeder las leyes de Dios. Además enseñaron a la nueva generación a obedecer las leyes de Dios, a fin de que pudieran entrar en la tierra prometida (Canaán). A medida que los hijos crecían, con frecuencia les recordaban que la fe y la obediencia a Dios traían victoria, mientras que la incredulidad y la desobediencia producían tragedia. Cuando el último de la generación mayor y los de la nueva generación fueron adultos, los israelitas se prepararon para pasar el río y poseer la tierra prometida, anhelada por tanto tiempo.
 Es entonces cuando Dios le dice a Josué: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Josué 1:8  El nuevo trabajo de Josué consistió en llevar a más de dos millones de personas a una nueva tierra extraña y conquistarla. ¡Qué gran reto, aun para un hombre del calibre de Josué! Cada trabajo nuevo es un reto. Sin Dios puede causar temor. Con Dios puede ser una gran aventura. Así como Dios estuvo con Josué,  El está con nosotros cuando enfrentamos nuevos retos. Quizás no vamos a conquistar naciones, pero todos los días encontramos situaciones complejas, personas difíciles y tentaciones. Sin embargo, Dios promete que nunca nos abandonará ni dejará de ayudarnos, no importa cómo nos sintamos. Si pedimos la dirección de Dios como lo hizo Josué, también podemos ganar muchas de las batallas de la vida.
Dios nos dice en su palabra: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1:9 ¿ Tienes tú un Dios como el de Josué? rque muchas  personas piensan que la prosperidad y el éxito provienen de tener poder, contactos personales y un inexorable deseo de avanzar. Pero la estrategia para el éxito que Dios le enseñó a Josué contradice tales criterios. Le dijo a Josué que para prosperar debía (1) ser fuerte y valiente porque la tarea que le esperaba no era fácil, (2) obedecer la ley de Dios, (3) constantemente leer y estudiar el libro de la ley: la Palabra de Dios. Para tener éxito, siga los consejos que Dios le dio a Josué. Es posible que no triunfe según las normas del mundo, pero triunfará a los ojos de Dios, y la opinión del Señor dura para siempre. A veces cuenta más la opinión de un amigo, de la familia, de la esposa, del  esposo, del novio o de la novia, o el  qué  dirán, una cosa es cierta, Dios no se equivoca, es por eso que escrito está: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallara, Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagara a cada uno conforme a sus obras. Mateo 16:24-27 Dios por medio de Jesucristo quiere darte Salvación y Vida Eterna, ¿Quieres tú ser salvo? Acepta a Jesús y salvo serás. Repite la siguiente oración.

Padre Santo en esta hora, yo acepto a Cristo como mi Señor y Salvador, reconozco que enviaste a tu hijo Jesucristo a morir por mí en la cruz del calvario, que derramo su sangre para redimirme del pecado y darme salvación y vida eterna, te ruego que me limpies de toda mi maldad, mi alma es tuya yo te la entrego hoy, se tú  el Señor de mi vida ordene mis pasos  y dame de tu Santo Espíritu, y escribe mi nombre en el libro de la vida del Cordero de Dios, en el nombre de Cristo Jesús, amén y amén.


Y esta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo,  a quien has enviado. Juan 17:3




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