jueves, 24 de mayo de 2012

LA VANIDAD DE LA VIDA


Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Yo el predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén, Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del
cielo; este penoso trabajo que dio Dios a los hijos de hombres, para que se ocupen en él.  Eclesiatés 1:2,12-13
Estas palabras fueron dichas por el hombre más sabio de todos los tiempos El rey Salomón. ¿Pero quién fue el rey Salomón?; La Biblia lo describe como el hombre más sabio de la Tierra: «un corazón tan sabio y entendido, que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú» (Primer Libro de Reyes 3:12). Estas fueron las palabras en promesa que recibió Salomón de parte de Dios.
La historia de Salomón se narra en el Primer Libro de los Reyes, 1-11, y en el Segundo Libro de las Crónicas, 1-9. Sucedió a su padre, David, en el trono de Israel hacia el año 970 a. C. (1Reyes 6:1). Su padre lo eligió como sucesor a instancias de Betsabé y Natán, aunque tenía hijos de más edad habidos con otras mujeres. Fue elevado al trono antes de la muerte de su padre, ya que su hermanastro Adonías se había proclamado rey.
En la Biblia dice: “Yahvé se apareció á Salomón… y le dijo: Pide lo que quisieres que yo te dé. Y Salomón dijo:… Da pues á tu siervo un corazón dócil para juzgar á tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo [para poder gobernar....]" (1 Reyes 3:5,9).
Cabe estacar que dicha sabiduría estaba basada en seguir los mandamientos" [estatutos]: de Dios "Salomón amó a Yahvé, andando en los estatutos de su padre David" (1 Reyes 3:3). Él tenía muy claro que "La Ley de Yahvé… hace sabio al ingenuo" (Salmo 19:7).
 Y se sentó Salomón por rey en el trono de Yahvé en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.” (1ª Cró 29:23).
Salomón mismo nos dice: Hablé yo en mi corazón, diciendo; He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Dije yo en mi corazón: Ven ahora te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Engrandecí mis obras, edifique para mí casas, planté para mi viñas; me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Compre siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mi en Jerusalén. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto conservé conmigo mi sabiduría. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. Con que limpiará el joven su camino, con guardar la palabra de Dios. El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.
Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto; que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. Aun hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que van a morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. Porque la paga del pecado es la muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. Eclesiastés 11:9-10 Salomón no es un pesimista monótono. Nos alienta para que nos regocijemos todos los días pero que recordemos que la eternidad es mucho más larga que la expectativa de vida de una persona. El Salmo_90:12 dice: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". La persona sabia no sólo piensa en el impacto del momento, echa un vistazo a largo plazo hacia la eternidad. Dé a sus decisiones un enfoque desde una perspectiva de Dios. Considere el impacto que tendrán dentro de diez años y para siempre. Viva con la actitud de que si bien la vida es corta, viviremos con Dios para siempre.
A menudo escuchamos a la gente decir: "No importa". Pero muchas de nuestras decisiones son irreversibles: permanecerán con uno el resto de la vida. Lo que uno hace cuando es joven importa. Disfrute de la vida ahora, pero no haga nada físico, moral o espiritual que pueda impedirle disfrutar de la vida cuando sea viejo. 
Una vida sin Dios produce una persona vieja amargada, solitaria y sin esperanza. Una vida centrada en Dios es plena, hace que los "años malos" -cuando las incapacidades, las enfermedades y los impedimentos pueden ser barreras que nos impiden disfrutar de la vida permite que nos satisfagan debido a la esperanza de la vida eterna. Ser joven es emocionante. Pero la emoción de la juventud puede convertirse en un obstáculo para acercarse a Dios si hace que la gente joven centre su atención en los placeres pasajeros en lugar de en los valores eternos. Ponga sus capacidades al servicio de Dios cuando todavía sean suyas: durante la juventud. No las desperdicie en actividades malas o sin significado que pueden volverse malos hábitos y hacerlo insensible. Busque a Dios ahora. Porque la adolescencia y la juventud son vanidad. 
 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; 12:1 
¿Quieres buscar a Dios ahora? Este es el mejor momento. Pues escrito está: La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es a nosotros Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios.
Repite esta oración conmigo:
Señor Jesús en esta hora yo quiero entregarte mi vida, te entrego mi corazón y al igual que el rey Salomón oro pidiéndote corazón entendido para discernir entre lo bueno y lo malo, hoy te recibo como mi Señor y Salvador, antes que lleguen los días malos y los años en que no halle contentamiento. Por eso acudo a ti pidiéndote que perdones todas mis iniquidades y todos mis pecados, que me limpies con tu sangre preciosa, hoy me cubro con la sangre de Cristo y que mi vida este escondida en ti. Padre Santo en el nombre de Jesús te pido que escribas mi nombre en el libro de la vida y que me des tu Santo Espíritu, para que me enseñe y me recuerde tus palabras siempre, en el nombre de Jesús, amén y amén.
Y ESTA ES LA VIDA ETERNA, QUE TE CONOZCAN ATI, EL UNICO DIOS VERDADERO, Y A JESUCRISTO, A QUIEN HAS ENVIADO. Juan 17:3

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