Hoy hablaremos de le envidia, pero… ¿Qué es la
envidia? La envidia es Pesar o padecimiento por razón de las pertenencias, prosperidad,
ventajas, posición o reputación ajenas. Las personas envidiosas desean lo que
tienen los demás, y suelen pensar que los que poseen el objeto de su deseo no
se lo
merecen. La palabra hebrea qin·´áh puede referirse, según el contexto, a celo, ardor, insistencia exclusiva, a los celos y la envidia a diferencia del término griego fthó·nos, que siempre tiene una connotación negativa y significa envidia.
merecen. La palabra hebrea qin·´áh puede referirse, según el contexto, a celo, ardor, insistencia exclusiva, a los celos y la envidia a diferencia del término griego fthó·nos, que siempre tiene una connotación negativa y significa envidia.
La envidia en una expresión de odio y es una inclinación del hombre a
la maldad, la Biblia lo describe de la siguiente manera: Codiciáis, y no
tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar Santiago 4:2
Cuantas veces no hemos escuchado e inclusive nosotros mismos hemos dicho: si la
envidia fuera tiña todos anduviéramos tiñosos.
Está escrito que la envidia genera o da vida a sentimiento malos,
tales como el resentimiento, pleitos, enojo, contiendas, ira, etc etc etc. Y que
inclusive por envidia podemos llegar hasta matar y no aun ser extraño sino a
los de nuestra propia sangre, vayamos a lo que la Biblia nos relata: Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la
tierra una ofrenda a Dios. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus
ovejas, de los más gordo de ellas. Y miró Dios con agrado a Abel y a su ofrenda,
pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya, Y se enojo Caín en gran
manera, y decayó su semblante. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al
campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su
hermano Abel, y lo mató: Génesis 4:3-5,8
La envidia es una inclinación pecaminosa, pues al ser una expresión de
odio engendra maldad y el deseo de obtener lo que el vecino o tu prójimo ha
obtenido con mucho esfuerzo y trabajo, por lo cual al envidiarlo desea verlo
arruinado, la Biblia nos habla de un hombre llamado Isaac que por motivo de la
hambruna que hubo en esos días se vio obligado a ir a vivir a a la tierra de Gerar,
tierra de los filisteos: Y Sembró Isaac en aquella
tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se
enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y
tuvo hato de ovejas, y hatos de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le
tuvieron envidia. Génesis 26:12-14 Al ver la prosperidad de este varón
los filisteos le tuvieron envidia, al grado tal que le taparon los pozos que
habían abierto y el mismo rey de Gerar le dijo a Isaac, Apártate de nosotros,
porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho. Aunque los que consiguen sus objetivos
mediante la violencia disfruten de prosperidad, son detestables a Jehová y
están bajo su maldición, Es por eso que Dios nos dice en su palabra: (No envidies al hombre injusto, Ni escojas ninguno de sus
caminos. Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los
justos. Proverbios 3:31-32), su vida no tiene futuro. (No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes
persevera en el temor de Jehová todo el tiempo. Porque ciertamente hay fin, Y
tu esperanza no será corta. Proverbios 23:17, 18; 24:1, 19, 20.)
La patética
suerte de la persona envidiosa se anuncia en el proverbio inspirado: “El hombre
de ojo envidioso [literalmente, “malo; maligno”] se agita tras cosas valiosas,
pero no sabe que la carencia misma le sobrevendrá”. (Proverbios 28:22.) En
efecto, la persona de ojo envidioso se encamina a la carencia. Se esfuerza por
elevarse a sí misma a la altura de aquellos a quienes envidia, pero al mismo
tiempo se degrada en sentido moral, sacrificando los principios justos. Aun si
consigue riquezas, son temporales y tiene que abandonarlas cuando le sobreviene
la muerte. De modo que se ha esforzado o ‘agitado’ para nada. Jesús mencionó
“el ojo envidioso [literalmente, “inicuo”]” entre las cosas inicuas que
proceden del interior del hombre y lo contaminan. (Los
hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen,
y contaminan al hombre. Marcos 7:22, 23.)
La envidia es una de las obras
despreciables de la carne que se interpone en el camino hacia el Reino de Dios.
(Gálatas 5:19-21. Y manifiestas son las obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.) Todos los que
persistan en ella “son merecedores de muerte”. (Romanos
1:29, 32. Estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que
practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también
se complacen con los que las practica.)
Sin embargo, con la ayuda del
espíritu de Dios es posible evitar la envidia. (Gálatas
5:16-18, 25, 26; Digo, pues, Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos
de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne, y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo
que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Si
vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos
vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidándonos unos a otros. Tito
3:3-5; Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes,
extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en
malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo. 1Pe 2:1.) Pablo
resume lo que Cristo hace cuando nos salva. Nos trasladamos de una vida llena
de pecado a una que es guiada por el Espíritu Santo. Fuimos lavados de todos
nuestros pecados, no sólo de algunos. Lavamiento se refiere a las aguas del
bautismo, lo cual es señal de salvación. Al hacerse cristiano, el creyente
reconoce a Cristo como el Señor y su obra de salvación. Ganamos la vida eterna
con todos sus tesoros. Tenemos la renovación del Espíritu Santo y El
continuamente renueva nuestros corazones. Nada de esto tiene lugar por haberlo
ganado o merecido, todo es un regalo de Dios.
Es por eso que Dios nos dice en su palabra
que una vez, Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad,
mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros
entrañablemente, de corazón puro, desechemos pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones, deseemos como niños recién nacidos,
la leche espiritual no adulterada, (PALABRA DE DIOS) para que por ella crezcamos para salvación,
si es que hemos gustado de la benignidad del Señor.
Es así que en esta hora te invito, si no
has gustado de la benignidad del Señor, que te acerques a él, para que por
medio de JESUCRISTO ofrezcas tu vida a
Dios, Ven Dios te está llamando hoy, porque él no quiere que nadie se pierda
sino que todos procedan al arrepentimiento. Si quieres gustar de la benignidad
del Señor haz esta oración:
Señor Jesús la Biblia dice que tú eres mi
Salvador y yo creo en tu palabra, te acepto como mi Señor y Salvador, lávame con
tu sangre preciosa, quiero ser limpio, límpiame de todas mis inmundicias y
renueva mi mente y mi corazón por medio de tu Espíritu Santo, ya no quiero ser
como antes fui atestado de toda maldad, hoy quiero purificar mi alma por la
obediencia a la verdad y rindiendo mi vida a ti, Padre Santo te doy gracias
porque he gustado tu benignidad y es ella la que me ha guiado a arrepentirme y
pedirte perdón por todos mis pecados, escribe mi nombre en el libro de la vida
y dame de tu Santo Espíritu para que me ayude a vivir conforme a tu palabra, en
el nombre de Jesús, amen y amén.
Y esta es la vida eterna; que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3
Asi es hermano no debemos de tener envidia de nadien si no al contrario Siempre bendecirlos y ser ejemplo como dice su palabra que el que te aborreciere tuviere hambre darle de comer pan y si tuviere sed darle de beber agua por que las riquezas de Jehova son las mejores y si alguien prospera tanto en lo matrial y lo Espiritual bendecirlos aun mas y orar por ello.. MUY BONITO TEMA.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios, Dios te siga bendiciendo abundantemente a ti y atoda tu familia, las promesas del Señor son eternas, y debemos estar contentos con lo que tenemos, siempre dando gracias a Dios en todo.
ResponderEliminarBendiciones
Disculpame, se me olvido preguntarte si deseas que se publique algun tema en particular, estamos a tus ordenes. Bendiciones
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