domingo, 10 de junio de 2012

JESUS EL CAMINO AL PADRE


No importa todo lo bueno que seas, ni toda la ayuda que des a tu prójimo, no importa cuán letrado seas, no importan tus títulos o tu nivel socioeconómico. Si cuando uno se muere no se lleva nada, Desnudo salimos del vientre de nuestra madre, Porque nada hemos traído a este mundo, y sin
duda nada podremos sacar. 1Timoteo 6:7 Cuando una persona se muere, escuchamos comentarios tales como; tan buena gente que  era, como él no había otro, no había conocido a nadie como él, él si sabia ser amigo siempre tan dispuesto a tenderte la mano, si era posible se quitaba la camisa y te la daba, vemos el desaliento de sus familiares que están inconsolables, llorando a gritos por la pérdida de su ser querido, no hay palabra de consuelo humano que pueda mitigar el dolor irreparable de la perdida tan querida, de nada sirve escuchar los pesame, los, lamento mucho, te acompaño en tu dolor, Dios lo ha llamado a su presencia, Dios permitió que esto pasara. Solo permíteme preguntar lo siguiente ¿De qué sirve todo esto? Si la persona fallecida no tenía a Cristo en su corazón, nunca se arrepintió de sus pecados, nunca quiso nada con Jesús, es por eso que podemos darnos cuenta del dolor tan grande que experimenta la familia doliente, porque no tienen ninguna confianza, si tan solo supieran que al aceptar a Cristo como su Señor y Salvador el ser humano pasa de muerte a vida, no tuvieran ese sentir de miedo y desolación.  Pues la palabra es tan clara y dice: El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo al hijo de Dios no tiene la vida 1Juan 5;12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad  de ser hechos hijos de Dios. Juan 1;12 Jesús mismo dijo; Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14;6 La única manera en que una persona puede llegar al Padre es por medio de Jesucristo, solo por medio de Jesucristo tenemos acceso al trono de su divina gracia, que es donde alcazamos misericordia para el oportuno socorro. La escritua dice; El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Marcos 16:16 Siendo así confianza tenemos en Dios, cuando nos toque partir de esta vida que nos reuniremos con nuestro Padre Celestial. Si es que Cristo no ha venido aun. Si creímos en él, sino habremos pasado a una eternidad sin Dios y a una condenación eterna, porque ya no habrá esperanza alguna de salvación, mientras haya vida hay esperanza.
Solo Cristo es nuestra Esperanza de Redención, de Salvación y de Vida Eterna: Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. 1 Timoteo 1;9-10 Esta es la palabra de fe que predicamos ; que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10
¿Quieres tu creer a este evangelio? Ven a Cristo y entrégale tu vida hoy. Si es así repite está oración.
Señor Jesús en esta hora yo creo que tú eres Jesús el Cristo el hijo del Dios viviente y que tú eres el único camino al Padre, en esta hora te entrego mi vida, te acepto como mi Señor y Salvador. Reconozco que soy  pecador hoy me arrepiento de todas mis maldades, reconozco que te necesito. Señor Jesús límpiame con tu sangre preciosa, escribe mi nombre en el libro de la vida y no lo borres jamás, Padre te doy gracias por haber enviado a tu hijo a morir por mí en  la cruz del calvario, Jesús con su muerte me ha reconciliado contigo y hoy yo me puedo acercar a ti, dame tu Santo Espíritu y ayudame para que yo viva la vida que tú quieres que yo viva, en el nombre de Jesús, amén y amén. 
Y esta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3

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