jueves, 7 de marzo de 2013

LA ANCIANA Y EL CIRUJANO


Una anciana ciega pactó con un cirujano, que si la curaba de los ojos le daría una fuerte suma en recompensa. Empezó la cura con frecuencia de parte del doctor; pero aprovechando éste la ceguera de la paciente se llevaba cada día algún objeto de los bienes de la enferma. Se curó ésta al fin, y cuando el cirujano pidió su paga, no sólo se negó la anciana a dársela, sino que le
citó ante los jueces. Allí el doctor exhibió las pruebas terminantes de su reclamación; mas la anciana dijo con calma: Les juro, señores, que estoy más ciega que antes; pues desde que este hombre dice que me ha curado, no veo ninguno de los muebles y objetos que había en mi casa. Moraleja: La codicia deja siempre contra los perversos las pruebas de su delito. En él segundo libro de los reyes La Biblia nos relata la historia de un General del ejército sirio llamado Naamán,  el cual gozaba de alta estima delante de su señor el rey, pues este era un hombre muy valeroso pero era leproso, en una de la muchas batallas este general se había llevado a una muchacha que había tomado cautiva la cual le dijo que en Israel había un profeta y que si le rogaba este podía sanarle de su lepra, el rey de Siria le dijo anda ve y yo enviaré cartas al rey de Israel y le envió llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos, el rey de Israel cuando leyó la carta, rasgó sus vestidos, y dijo ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envié a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí. Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado su vestido, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. Y vino Naamán y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo le envió un mensaje, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio, al oír esto Naamán se fue enojado pues él decía, pensé que saldría y estando frente a mí invocaría el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra, mas sus criados le dijeron Padre mío, si el profeta te mandará alguna gran cosa, ¿no lo harías? ¿Cuánto más diciéndote: Lávate, y serás limpio? El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño y quedo limpio. Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo. Más él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso. Entonces Naamán dijo a Eliseo de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros dioses, sino a Jehová. En esto perdone Jehová a tu siervo: que cuando mi señor el rey entraré en el templo de Rimón para adorar en él, y se apoyare sobre mi brazo, si yo también me inclinare en el templo de Rimón: cuando haga tal, Jehová perdone en esto a tu siervo. Y él le dijo: Vé en paz. Se fue, pues, y caminó como media legua de tierra. Entonces Giezi. Criado de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí: He aquí mí señor estorbó a este sirio Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído. Vive Jehová, que correré yo tras él y tomaré de él alguna cosa. Y siguió giezí a Naamán; y cuando vió Naamán que venía corriendo tras él, se bajo del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien? Y él dijo: Bien. Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos. Dijo Naamán; te ruego que tomes dos talentos. Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas, y dos vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo llevasen delante de él. Y así que llego a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó a los hombres que se fuesen. Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él le dijo: Tú siervo no ha ido a ninguna parte. El entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve. Sucede a veces que nosotros pensamos que lo que otros no quieren recibir, es porque son tontos y hasta decimos las oportunidades solo se presentan una vez, y es cierto Giezí solo tuvo esta oportunidad pero cuidado: La codicia deja siempre contra los perversos las pruebas de su delito. Y más aun no solo fue él sino toda su descendencia. Es por eso que la Biblia nos enseña diciendo: Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen, todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 1Corintios 6:12 Giezí se dejo dominar por el deseo de poseer lo que no era suyo, debemos tener cuidado con lo deseamos no nos vaya a pasar lo  que le paso a Giezí, En el su pecado se vió porque era lepra, hoy en día la lepra no existe físicamente, pero si existe la lepra espiritual y  es un pecado que no se ve, pero no por eso deja de ser pecado ¿O ignoraís que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:19-20 

JESUS LES DIJO: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Juan 15:14

Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado. Juan 17:3

 

Dios te bendiga…

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