domingo, 3 de marzo de 2013

A QUIEN TENEMOS QUE DAR CUENTA


Ha llegado el día del juicio, y el acusado es llevado ante el tribunal para responder por lo que se le acusa, solo que esta vez no hay juramento sobre la Biblia, si como lo oyes el acusado no tendrá que jurar sobre la Biblia, y sabes porque, porque este tribunal no es
humano, es divino, tal vez no hemos considerado esta posibilidad pues los afanes de la vida el ir y venir las muchas ocupaciones, los compromisos y el trabajo no nos permiten ocuparnos de estas cosas. Tal vez alguna vez lo oímos por ahí, o quizá mucho mejor lo leímos y hasta nos dijeron que un día tendremos que dar cuenta de nuestros actos.
Y ahora este acusado le toco su turno esta frente al tribunal y tiene que dar cuentas de sus hechos al Juez supremo, al Juez justo el que juzga con justicia y misericordia no olvidemos es un tribunal divino, ahora pensemos por un momento que ese acusado soy yo, que respondería al Juez, con que me justificaría delante de él, si no alcance mi propósito porque no me aprovecho la palabra, porque no la acompañe de la fe y porque fui desobediente endureciendo mi corazón cada día más y por consecuencia caí en incredulidad, de qué manera podría yo excusarme delante del Juez, como podría yo alcanzar misericordia en el día de mi juicio? Pues escrito está: Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:13
Así es, un día tú y yo estaremos ante el tribunal de Cristo, y sabes para qué?  leamos lo que dice la Biblia: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:10
Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovecho el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo; Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo, aunque las obras suya estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día; Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anuncio la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día; Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo; Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día, Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:1-13
Temamos pues, ¿Por qué, que le diría yo al Juez? Si a mí también se me anunció la buena nueva pero fui desobediente, y aunque oí su voz me hice el fuerte y endurecí mi corazón, ¿Con que excusa podría yo justificarme delante de él? Y ahora estoy siendo expuesto como semejante ejemplo de desobediencia.
Dios me da la oportunidad en su palabra, porque Dios es un Dios misericordioso y él no quiere que yo me pierda, con excusas tontas, y pretextos sin fundamentos, es por eso que me dice en su palabra: Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:14-16   

DIOS TE BENDIGA, AMEN Y AMEN…

VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS, SI HACEIS LO QUE YO OS MANDO. Juan 15:14

Y ESTA ES LA VIDA ETERNA; QUE TE CONOZCAN ATI, EL UNICO DIOS VERDADERO, Y A JESUCRISTO A QUIEN HAS ENVIADO. Juan 17:3

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