Es más fácil imaginar que describir la
confusión y el terror de aquel pueblo, repentinamente despertado del sueño y
envuelto en la obscuridad; ninguno podía ayudar a sus vecinos. Todos los primogénitos de los egipcios
murieron, sin embargo, todos los niños israelitas se salvaron. Debido a que la
sangre del cordero había sido colocada en los dinteles. Así comenzó la historia de la redención, el tema central de la Biblia. Redención significa "volver a comprar" o "salvar de la cautividad por el pago de un rescate". Una de las maneras de volver a comprar un esclavo era a través de otro esclavo común o superior en intercambio. Esa es la forma que Dios eligió para comprarnos de nuevo: ofreció su propio Hijo por nosotros.
sangre del cordero había sido colocada en los dinteles. Así comenzó la historia de la redención, el tema central de la Biblia. Redención significa "volver a comprar" o "salvar de la cautividad por el pago de un rescate". Una de las maneras de volver a comprar un esclavo era a través de otro esclavo común o superior en intercambio. Esa es la forma que Dios eligió para comprarnos de nuevo: ofreció su propio Hijo por nosotros.
En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios
aceptó una ofrenda simbólica. Jesús aún no había sido sacrificado, de esta
manera Dios aceptaba la vida de un animal en lugar de la de un pecador. Esta
era la forma de celebrar la Pascua. Al venir
Jesús, sustituyó su vida sin defecto y sin pecado por nuestras vidas llenas de
pecado, de toda maldad e iniquidad, tomando para sí el castigo del pecado que
merecíamos. Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por
llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5 Así nos redimió del poder del
pecado y restauró nuestra comunión con Dios. El sacrificio de Jesús hace que el
sacrificio de animales ya no sea necesario.
Escrito está que: El
primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de
la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde
quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad,
y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, y
donde entraré, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el
aposento donde he de comer la pascua con mis
discípulos? Y él os mostrará un gran aposento alta ya dispuesto; preparad para
nosotros allí. Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como
les había dicho; y prepararon la pascua. Y cuando
llegó la noche, vino él con los doce. Y cuando se sentaron a la mesa, mientras
comían, dijo: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a
entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno;
¿Seré yo? Y el otro ¿Seré yo? El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce,
el que moja conmigo en el plato. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está
escrito de él, mas ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado
bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Y mientras comían. Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella
todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es derramada. Marcos 14:12-24 Porque no
entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el
cielo mismo para presentarse por nosotros ante Dios, y no para ofrecerse muchas
veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre
ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el
principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó
una vez y para siempre por el sacrificio de si mismo para quitar de en medio el
pecado. Hebreos 9:24-26
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote
que traspaso los cielos, Jesús el hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado. Acerquémonos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:14-16 Porque nuestra pascua, que es
Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 1Corintios 5:7
Debemos reconocer que si queremos librarnos
de las consecuencias mortales de nuestro pecado, se debe pagar un tremendo
precio. Pero no tenemos que pagarlo nosotros. Jesucristo, nuestro sustituto,
nos redimió con su muerte en la cruz. Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero) Galatas 3:13 Nuestra
parte es confiar en Él, y aceptar su regalo de vida eterna. Nuestros pecados
han sido pagados y el camino está libre para que comencemos una nueva relación
con Dios.
¿Quieres tú aceptar este regalo? ¿Quieres
aceptar el sacrificio que Cristo hizo en la cruz? Ya no tienes que pagar nada
ni sacrificar nada, Cristo nuestro Cordero pascual ya fue sacrificado. Ven y recíbelo
como tú único y suficiente salvador y el te dará su Santo Espíritu el cual te
guiará por camino de justicia. ¡Ven a Cristo ahora!
Has esta oración y recibe a Cristo tú
Salvador:
Señor Jesús, en esta hora yo reconozco que tú
moriste en mi lugar en esa cruz, que derramaste tu sangre para salvarme y que
tú pagaste el precio de mi pecado y de mi maldad, y que todo lo hiciste por
amor a mí. Señor Jesucristo en esta hora yo te acepto como mi Señor y Salvador,
te entrego mi vida, ven y entra a vivir en mi corazón, hazlo tu morada, a
partir de hoy quiero vivir para ti, hoy se que tú te compadeces de mis
debilidades y que me ayudaras a sobrellevar las pruebas, pon en mí tu Santo
Espíritu para que me guie a toda verdad y a toda justicia. Padre Santo te doy
gracias, por tu hijo Jesucristo, pues lo enviástes a morir en la cruz por mí.
Padre te doy gracias, te pido por favor que escribas mi nombre en el libro de
la vida del cordero de Dios, Hoy se que Cristo fue el cordero pascual que fue
sacrificado y que solo con su sangre tengo salvación y vida eterna. Gracias
Padre en el Santo nombre de tú Hijo Jesús amén y amen.
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