domingo, 1 de abril de 2012

EL ORIGEN DE LA PASCUA 8A Y ULTIMA PARTE


Es más fácil imaginar que describir la confusión y el terror de aquel pueblo, repentinamente despertado del sueño y envuelto en la obscuridad; ninguno podía ayudar a sus vecinos. Todos los primogénitos de los egipcios murieron, sin embargo, todos los niños israelitas se salvaron. Debido a que la
sangre del cordero había sido colocada en los dinteles. Así comenzó la historia de la redención, el tema central de la Biblia. Redención significa "volver a comprar" o "salvar de la cautividad por el pago de un rescate". Una de las maneras de volver a comprar un esclavo era a través de otro esclavo común o superior en intercambio. Esa es la forma que Dios eligió para comprarnos de nuevo: ofreció su propio Hijo por nosotros.
En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios aceptó una ofrenda simbólica. Jesús aún no había sido sacrificado, de esta manera Dios aceptaba la vida de un animal en lugar de la de un pecador. Esta era la forma de celebrar la Pascua. Al venir Jesús, sustituyó su vida sin defecto y sin pecado por nuestras vidas llenas de pecado, de toda maldad e iniquidad, tomando para sí el castigo del pecado que merecíamos. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5 Así nos redimió del poder del pecado y restauró nuestra comunión con Dios. El sacrificio de Jesús hace que el sacrificio de animales ya no sea necesario.
Escrito está que: El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, y donde entraré, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Y él os mostrará un gran aposento alta ya dispuesto; preparad para nosotros allí. Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno; ¿Seré yo? Y el otro ¿Seré yo? El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Y mientras comían. Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. Marcos 14:12-24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse por nosotros ante Dios, y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez y para siempre por el sacrificio de si mismo para quitar de en medio el pecado. Hebreos 9:24-26
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspaso los cielos, Jesús el hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:14-16 Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 1Corintios 5:7
Debemos reconocer que si queremos librarnos de las consecuencias mortales de nuestro pecado, se debe pagar un tremendo precio. Pero no tenemos que pagarlo nosotros. Jesucristo, nuestro sustituto, nos redimió con su muerte en la cruz. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero) Galatas 3:13 Nuestra parte es confiar en Él, y aceptar su regalo de vida eterna. Nuestros pecados han sido pagados y el camino está libre para que comencemos una nueva relación con Dios.
¿Quieres tú aceptar este regalo? ¿Quieres aceptar el sacrificio que Cristo hizo en la cruz? Ya no tienes que pagar nada ni sacrificar nada, Cristo nuestro Cordero pascual ya fue sacrificado. Ven y recíbelo como tú único y suficiente salvador y el te dará su Santo Espíritu el cual te guiará por camino de justicia. ¡Ven a Cristo ahora!
Has esta oración y recibe a Cristo tú Salvador: 
Señor Jesús, en esta hora yo reconozco que tú moriste en mi lugar en esa cruz, que derramaste tu sangre para salvarme y que tú pagaste el precio de mi pecado y de mi maldad, y que todo lo hiciste por amor a mí. Señor Jesucristo en esta hora yo te acepto como mi Señor y Salvador, te entrego mi vida, ven y entra a vivir en mi corazón, hazlo tu morada, a partir de hoy quiero vivir para ti, hoy se que tú te compadeces de mis debilidades y que me ayudaras a sobrellevar las pruebas, pon en mí tu Santo Espíritu para que me guie a toda verdad y a toda justicia. Padre Santo te doy gracias, por tu hijo Jesucristo, pues lo enviástes a morir en la cruz por mí. Padre te doy gracias, te pido por favor que escribas mi nombre en el libro de la vida del cordero de Dios, Hoy se que Cristo fue el cordero pascual que fue sacrificado y que solo con su sangre tengo salvación y vida eterna. Gracias Padre en el Santo nombre de tú Hijo Jesús amén y amen.

Y ESTA ES LA VIDA ETERNA; QUE TE CONOZCAN A TI, EL UNICO DIOS VERDADERO, Y A JESUCRISTO, A QUIEN HAS ENVIADO. Juan 17:3

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