martes, 10 de abril de 2012

EN EL CAMINO A EMAUS


No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en  Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día, Entonces ellas se acordaron de sus palabras. Y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas
cosas a los once, y a todos los demás. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Más a ellos les parecían locuras las palabras de ellas, y no las creían. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido: Lucas 24:6-12 Los ángeles recordaron a las mujeres que Jesús anunció con detalles todas las cosas que le sucederían.  Ahora Pedro corre al sepulcro, él que tan recientemente había huido de su Maestro. Estaba asombrado. Hay muchas cosas que nos causan estupefacción y confusión, y que serían claras y provechosas si entendiésemos correctamente las palabras de Cristo.  La resurrección de Jesús de la muerte es el hecho central de la historia cristiana. Sobre ella, la Iglesia está construida; sin ella, no existiría hoy la Iglesia cristiana. La resurrección de Jesús es única. Otras religiones tienen sistemas éticos sólidos, conceptos acerca del paraíso y escrituras sagradas. Solo los cristianos tienen un Dios que se hizo hombre, literalmente murió por su pueblo y resucitó en poder y gloria para gobernar a su Iglesia para siempre.
Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón, profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron fueron al sepulcro, y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. Lucas 24:13-24 Los dos discípulos que venían de Emaús erraron en su comprensión de la más grande historia porque se preocupaban demasiado de sus desalientos y problemas. Por eso no se dieron cuenta que la persona que iba con ellos era Jesús.  La noticia de la crucifixión de Jesús se esparció por toda Jerusalén ya que era la semana de Pascua y peregrinos judíos visitaban la ciudad  provenientes de todo el Imperio Romano, así se enteraron de su muerte. Este no era un acontecimiento de poca importancia, que afectara solo a los discípulos, toda la nación estaba interesada.  Los discípulos de Emaús esperaban que Jesús libraría a Israel de sus enemigos. Muchos judíos creían que las profecías del Antiguo Testamento señalaban a un Mesías político o militar; no se dieron cuenta que el Mesías vino para rescatar a la gente de la esclavitud del pecado.
Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde y el día ya ha declinado. Entro pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentando con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de sus vista. Lucas 24:28-31  El hombre desconocido primero los sorprendió al tomar el lugar de dueño de casa en la mesa, ya tomo el pan el pan lo bendijo y lo partió, pero siguiendo a aquel acto que reproducía toda la escena de la última Cena, un despertar de asociaciones y recuerdos hizo que conocieran a su visitante, y él quedó manifiesto ante su mirada sorprendida como SU SEÑOR RESUCITADO. Ellos iban a seguir mirándolo, y tal vez a abrazarlo, pero en aquel momento se desapareció. Podemos maravillarnos de estos discípulos, que creían que Jesús es el Hijo de Dios y el Mesías verdadero, a los que tan a menudo les había dicho que debía morir y resucitar, y luego entrar en su gloria, y que en más de una ocasión le habían visto resucitar muertos, pudieran tardar tanto en creer en su resurrección por su poder. Todos nuestros errores en la fe, surgen de ignorar u olvidar las palabras que Cristo ha dicho.
Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón (Pedro). Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan; Lucas 24:33-35 Esta es otra de las historias breves inmortales del mundo
(a) Nos habla de cómo estas personas, cuando recibieron tan gran alegría, se apresuraron a compartirla. Eran otros doce kilómetros de vuelta a Jerusalén, y ya de noche; pero no podían guardarse la Buena Noticia. El Evangelio no es nunca del todo nuestro hasta que lo hemos compartido con otros.
(b) Nos habla de cómo, cuando por fin llegaron a Jerusalén, encontraron a otros que habían tenido una experiencia parecida. La gloria de los cristianos es que viven en una compañía de gente que ha tenido la misma experiencia. Se ha dicho que la verdadera amistad empieza cuando las personas comparten un recuerdo común, y se pueden decir: «¿Te acuerdas?» Cada uno de nosotros los cristianos formamos parte de una comunidad de personas que comparten una experiencia y un recuerdo común de su Señor.
(c) Nos dice que Jesús se le apareció a Pedro. Esa seguirá siendo una de las grandes historias jamás contadas; pero es maravilloso el que Jesús dedicara una de sus primeras apariciones precisamente al hombre que le había negado. Es la gloria de Jesús que Él puede devolverle la dignidad a un pecador arrepentido.

Es por eso que en esta hora, te presento a Cristo resucitado y te invito a que lo aceptes como tu Señor y Salvador, y te digo que solamente en Cristo puedes encontrar el perdón de tus pecados y la vida eterna.

¡Aceptalo pues! ¿Cómo? Repite esta oración:

Señor Jesús, en esta hora yo te acepto como mi Señor y Salvador, Creo que tu moriste en la cruz del calvario, que derramaste tu sangre preciosa y que con ella me compraste y solo en tu sangre encuentro el perdón de mis pecados, hoy te ruego me aceptes como uno de tus discipulos, lávame con tu sangre preciosa, cúbreme con tu sangre preciosa, Padre te doy gracias, por Cristo mi Señor y Salvador, te pido que escribas mi nombre en el libro de la vida del cordero y que me des el don de tu Espíritu Santo. Padre obra en mi el milagro del nuevo nacimiento, ya que tu palabra dice: Que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Yo me declaro hoy una nueva criatura por la sangre de Jesús. Amén y amén.

Y ESTA ES LA VIDA ETERNA; QUE TE CONOZCAN A TI, EL UNICO DIOS VERDADERO, Y A JESUCRISTO, A QUIEN HAS ENVIADO. Juan 17:3

No hay comentarios:

Publicar un comentario