Y hubo un gran
terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando,
removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y
su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se
quedaron como muertos. Mateo 28:2-4 La piedra no fue
removida para que
Jesús saliera, sino para que pudieran ver que había resucitado, tal como lo había prometido. Así fue cómo se supo de su resurrección. La remoción milagrosa de la piedra no fue con el fin de dejar salir a Jesús, sino para dejar entrar a las mujeres para ver la tumba vacía. Ya que: Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí os lo he dicho. Mateo 28:1,5-7 El ángel que anunció las buenas nuevas de la resurrección a las mujeres les dio cuatro mensajes: (1) "No temáis". La realidad de la resurrección trae gozo, no temor. Cuando sienta miedo, recuerde la tumba vacía. (2) "No está aquí". Jesús no está muerto y uno no debe buscarlo entre los muertos. Está vivo y con su pueblo. (3) "Venid ved". Las mujeres pudieron ver la evidencia. La tumba estaba vacía en ese entonces, y lo está también hoy. La resurrección es un hecho histórico. (4) "Id pronto y decid". Tuvieron el encargo de esparcir el gozo de la resurrección. Nosotros también tenemos la responsabilidad de esparcir las buenas nuevas de que Jesús ha resucitado.
Jesús saliera, sino para que pudieran ver que había resucitado, tal como lo había prometido. Así fue cómo se supo de su resurrección. La remoción milagrosa de la piedra no fue con el fin de dejar salir a Jesús, sino para dejar entrar a las mujeres para ver la tumba vacía. Ya que: Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí os lo he dicho. Mateo 28:1,5-7 El ángel que anunció las buenas nuevas de la resurrección a las mujeres les dio cuatro mensajes: (1) "No temáis". La realidad de la resurrección trae gozo, no temor. Cuando sienta miedo, recuerde la tumba vacía. (2) "No está aquí". Jesús no está muerto y uno no debe buscarlo entre los muertos. Está vivo y con su pueblo. (3) "Venid ved". Las mujeres pudieron ver la evidencia. La tumba estaba vacía en ese entonces, y lo está también hoy. La resurrección es un hecho histórico. (4) "Id pronto y decid". Tuvieron el encargo de esparcir el gozo de la resurrección. Nosotros también tenemos la responsabilidad de esparcir las buenas nuevas de que Jesús ha resucitado.
La
resurrección de Jesús es lo fundamental en la fe cristiana. ¿Por qué? (1)
"Como dijo", Jesús resucitó de la muerte. Podemos tener la más
absoluta seguridad de que cumplirá sus promesas. (2) La resurrección corporal
de Jesús demuestra que el Cristo viviente es soberano en el reino eterno de
Dios, no un falso profeta ni un impostor. (3) Podemos estar seguros de nuestra
resurrección porque El resucitó. La muerte no es el final: hay una vida futura.
(4) El poder que hizo volver a la vida a Jesús está a nuestro alcance para dar
vida a nuestra espiritualidad muerta. (5) La resurrección es la base del
testimonio de la Iglesia al mundo. Jesús es más que un líder humano: El es el
Hijo de Dios. (6) Jesús el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, fue
crucificado, muerto y sepultado más ahora ha resucitado, y está sentado a la
diestra del Padre. (7) A este Jesús, resucito Dios,
sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien
vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Hechos 2:32,36
Todo
lo que le sucedió a Jesús estaba bajo el control de Dios. Su plan nunca lo
interrumpió el gobernador romano ni algún oficial judío. Esto sobre todo animó
a los que enfrentaron opresiones durante el tiempo de la iglesia primitiva. Pedro empezó con una proclamación pública de
la resurrección, en un tiempo en que esto podía verificarse mediante muchos
testigos. Esta fue una declaración enérgica porque muchas de las personas que
escuchaban a Pedro estuvieron en Jerusalén cincuenta días antes de la Pascua y
quizás vieron u oyeron acerca de la crucifixión de este "gran
maestro". La resurrección de Jesús fue la última señal de que todo lo que
dijo acerca de sí mismo era verdad. Sin la resurrección no tendríamos razón
para creer en Jesús. Y si Cristo no resucitó, vana es
entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 1Corintios 15:14
Después
del poderoso y ungido mensaje de Pedro, la gente se conmovió profundamente y
preguntó: "¿Qué haremos?" Esta es una pregunta básica que debemos
hacernos. No es suficiente sentir tristeza por nuestros pecados, debemos
permitir a Dios que los perdone y luego debemos vivir como perdonados. ¿Le ha
hablado Dios mediante su Palabra u otros creyentes? Como la audiencia de Pedro,
pregúntele a Dios qué debe hacer y luego obedezca
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo: Hechos 2:38 Si
quiere seguir a Cristo, Pedro dice lo que se debe hacer: "Arrepentíos, y
bautícese cada uno". Arrepentimiento significa cambiar la dirección
de la vida del egoísmo y la rebelión que van en contra de las leyes de Dios. Al
mismo tiempo debe volverse a Cristo, dependiendo de su perdón,
misericordia, dirección y propósito. No podemos salvarnos a nosotros mismos,
solo Dios puede hacerlo. El bautismo nos identifica con la obra de Cristo y con
la comunidad de creyentes. Es un mandato para ser discípulo y un símbolo de
nuestra fe.
¿Quieres
tú ser un discípulo de Jesús? ¿Quieres volverte a Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma? ¡Ven Cristo te está esperando!. El no está muerto ¡¡¡Ha
resucitado!!! ¡No lo dudes más y ven a
él! Has la siguiente oración.
Padre
Santo, en esta hora yo vengo a ti, te pido perdón por mis pecados, te pido
perdón por mi desobediencia, en esta hora yo acepto a Cristo como mi Señor y
Salvador. Reconozco y creo que tu Dios lo has resucitado de la muerte y que los
has hecho Señor y Cristo, es por eso que en esta hora vengo a ti, te entrego mi
vida, te abro la puerta de mi corazón, para que entres a vivir en él, Señor
Jesús a partir de hoy tu eres el Señor de mi vida, lávame con tu sangre
preciosa, porque tú moriste en la cruz del calvario por mí. Me cubro con la
sangre de Cristo, Padre escribe mi nombre en el libro de la vida del cordero y
dame el don de tu Espíritu Santo y has en mi la obra del nuevo nacimiento,
Padre te doy gracias en el nombre de Jesús, amén y amén.
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