Mientras ellos
aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a
vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos
pensamientos? Mirad mis
manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto les mostró las manos y los pies. Lucas 24:36-40 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envió. Juan 20:21 Jesús vuelve a aparecer a los discípulos. En esta sección hay un rápido vuelco de la emoción temerosa al gozo. La razón fue la declaración de paz del Señor resucitado. Las palabras ¡paz a vosotros! tienen la forma de un saludo común, pero en los labios de Jesús implicaban el otorgamiento de su propia paz a los discípulos como había prometido previamente. Es significativo que haya mostrado las manos y el costado a los discípulos porque así ellos no podrían tener dudas sobre la identidad de Jesús. Aun su cuerpo levantado llevaba tales pruebas. La repetición del don de la paz aumenta el énfasis de su importancia, especialmente como ella se ligaba con una comisión específica. La implicación de estas palabras es que el enviar tenía el propósito de cumplir nada menos que la comisión que Jesús había recibido del Padre.
manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto les mostró las manos y los pies. Lucas 24:36-40 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envió. Juan 20:21 Jesús vuelve a aparecer a los discípulos. En esta sección hay un rápido vuelco de la emoción temerosa al gozo. La razón fue la declaración de paz del Señor resucitado. Las palabras ¡paz a vosotros! tienen la forma de un saludo común, pero en los labios de Jesús implicaban el otorgamiento de su propia paz a los discípulos como había prometido previamente. Es significativo que haya mostrado las manos y el costado a los discípulos porque así ellos no podrían tener dudas sobre la identidad de Jesús. Aun su cuerpo levantado llevaba tales pruebas. La repetición del don de la paz aumenta el énfasis de su importancia, especialmente como ella se ligaba con una comisión específica. La implicación de estas palabras es que el enviar tenía el propósito de cumplir nada menos que la comisión que Jesús había recibido del Padre.
Pero Tomás,
uno de los doce llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le
dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo; si no
viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los
clavos, y metiere mi mano en su costado. No creeré. Ocho días después, estaban
otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llego Jesús, estando las
puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a
Tomás: pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le
dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás,
creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron: Juan
20:24-29 Jesús se aparece a
Tomás. Quien Quería una
evidencia física que le convenciera de que Jesús el Cristo había resucitado realmente,
y que era el mismo Jesús que él había conocido. Ocho días después era la
forma gr. de expresar una semana lo que nos lleva al domingo después del de la
resurrección. Las puertas cerradas
mostraban el continuo temor de los discípulos y la segunda declaración de paz
de Jesús nuevamente se ve como un antídoto.
El
Señor resucitado estaba mostrando simpatía hacia la incertidumbre de Tomás,
pero no hay indicación alguna de que haya tocado realmente las heridas. La
confesión: ¡Señor mío y Dios mío! Es notable por su comprensión plena de los
acontecimientos. Sin embargo, la debilidad de la confesión de Tomás se ve en
que dependía de la vista. Jesús tuvo que hacer aquí una corrección mencionando
la mayor bendición de aquellos que habían creído sin ver, bendición que se
aplica a todos los que han creído a este evangelio. Tenemos
también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos
como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y
el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pues cuando él (Jesús)
recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria
una voz que decía: Este es mi hijo amado, en el cual tengo complacencia. 2Pedro
1:19,17 Es por eso que nuestra fe, nos ayuda a creer en Cristo, toda vez
que tenemos evidencia segura (la Escritura, el testimonio de la iglesia a
través de las edades, nuestras experiencias) pero no en el hecho de ver
realmente a Jesús. A Jesús lo vemos, a travez de los ojos de nuestra fe, y por
el oír de Jesús, es que lo recibimos como nuestro Señor y Salvador.
Algunas personas piensan que creerían en
Jesús si vieran un milagro o una señal categórica. Pero Jesús dice que son dichosos los que creen
sin ver. Tenemos todas las pruebas que necesitamos en las palabras de la Biblia
y en el testimonio de los creyentes. Una aparición física no haría a Jesús más
real de lo que ahora es.
Para comprender la vida y misión de Jesús
con mayor amplitud, todo lo que tenemos que hacer es estudiar los Evangelios.
Juan nos dice que en su Evangelio hay solo algunas de las muchas señales que
hizo Jesús en la tierra. Pero lo que está escrito es todo lo que nos hace falta
saber para creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, por medio del cual
recibimos vida eterna.
¿Tú crees? Yo se que crees, pero no basta con creer
solamente, tienes que dar el paso de fe y aceptarlo como tú Señor y Salvador.
Es por eso que en esta hora te invito que vengas a Cristo y le entregues tu
vida, él te ofrece vida eterna. ¿Quieres hacerlo? Repite esta oración.
Padre
Santo que estas en los cielos, en esta hora, yo creo todo esto, que dice tu
palabra y también creo que Jesús es el Señor y que solo en él encuentro la vida
eterna, es por eso que en esta hora yo acepto a Cristo como mi Señor y
Salvador, Señor Jesús te entrego mi vida, te abro la puerta de mi corazón, para
que entres a morar en el, lávame con tu sangre preciosa, cúbreme con tu
preciosa sangre, perdona todos mis pecados y dame el don de tu Espíritu Santo,
y escribe mi nombre en el libro de la vida del cordero, Padre te doy gracias
por esta salvación tan grande que tú has provisto para mi, en el nombre de
Jesús, amén y amén.
Hola Hermano mio, te felicito por dedicar un portal a aquellas personas que necesitan aclarar su mente, en este momento son las 5:43am de la mañana aquí en Colombia y te deseo que recibas mas sabiduría de Parte del Espíritu Santo y que sigas caliente en la palabra de Nuestro Padre. asi lo declaro en EL nombre de Jesus. Amen.
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