miércoles, 25 de julio de 2012

COMO SAETAS EN MANO DE VALIENTES Salmo 127


1.- Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Salmo 127:1 Las familias edifican casas y hay centinelas que guardan una ciudad, pero estas dos actividades son fútiles a menos que Dios esté con ellas. Una familia sin Dios nunca experimentará el lazo espiritual que El crea en las relaciones. Una ciudad sin Dios se devastará por la maldad y la
corrupción que haya adentro. No cometa el error de dejar a Dios fuera de su vida, si lo hace, habrá vivido en vano. Haga que Dios sea su máxima prioridad y permita que El sea el que lo edifique.
2.- Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.

Dios no está en contra de los esfuerzos humanos. El arduo trabajo honra a Dios. Pero trabajar sin descanso u olvidar a la familia puede ser un disfraz para la incapacidad de confiar en que Dios suplirá nuestras necesidades. Todos necesitamos un descanso adecuado y momentos para refrescarnos espiritualmente. Por otro lado, este versículo no es una disculpa para ser flojos.  Tenga cuidado en mantener el balance: trabaje arduamente mientras confía en Dios y también descanse confiando en El.
3.- He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Así son los hijos habidos en la juventud.

Muy a menudo se ve a los hijos como responsabilidades y estorbos y no como bienes. Pero la Biblia llama a los hijos "herencia de Jehová", una recompensa. También podemos aprender lecciones valiosas de sus mentes inquisitivas y de su sana ingenuidad. Quienes tienen a los hijos como simples distracciones o estorbos, deben verlos como una oportunidad de moldear el futuro. No debemos atrevernos a tratarlos como una molestia cuando Dios los valora tanto.

Sucede también que como padres nos olvidamos, del gozo que experimentamos cuando nos  enteramos que seriamos padres por primera vez, oh que inmensa alegría saber que seríamos padres,  las preguntas no se hacían esperar, ¿Cómo será’ ¿A quién se parecerá? ¿De qué color serán sus ojos? ¿Y su pelo como será? Y así nuestra imaginación vuela hasta el mismo cielo y alzamos la voz dando gracias a Dios por la dicha tan grande que nos ha regalado pues él nos ha permitido ser padres. ¿Pero qué pasa después? No sabemos qué hacer, con el bebe, el niño, el joven, nuestro hijo. Y la verdad es que nadie nos enseño a ser padres. Y como no sabemos  y ni siquiera nos esforzamos tantito, A los hijos los empezamos a ver como un estorbo y no como una bendición de Dios, pues ya se nos olvido aquella dicha que sentimos cuando se nos dijo que seriamos padres, y en lugar de dedicarle el tiempo que nuestros hijos necesitan, nos excusamos con cualquier cosa, se nos olvida que la mejor empresa que podamos tener son nuestros propios hijos, los que Dios nos dió.

5.- Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta.

Esto es lo que Dios nos dice en su palabra, y nos pone como ejemplo la aljaba, la aljaba es el recipiente en la que el cazador lleva sus flechas, de la manera en que el cazador echa mano de sus flechas para cazar, de esta manera el hombre que ha llenado su aljaba de ellos nunca será avergonzado, porque a la verdad sus enemigos siempre estarán acechando, y la Biblia llama a los hijos saetas. 4.-Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos Habidos en la juventud.

Pero para que tus hijos sean como saetas en mano de valientes, Tú como padre tienes que enseñarle el camino del bien y de la rectitud y del temor de Jehová, de esta manera nunca serás avergonzado cuando hablares con los enemigos en la puerta.  Por eso es que el salmista comienza con esta frase: Si Jehová no edificaré la casa, en vano trabajan los edificadores, Si has pensado que no necesitas a Dios en tu vida, en tu casa, en tu familia, en tu trabajo, déjame decirte que has vivido en vano, pues la Biblia es clara cuando nos dice; En vano trabajan los edificadores, Es por eso que en esta hora te digo es tiempo de que comiences a edificar tu casa en Cristo, él es la roca inconmovible de los siglos. Pues desde los tiempos antiguos él dió este gran mandamiento:

Y amarás a Jehová tú Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:5-9

Este pasaje proporciona el tema central de Deuteronomio. Establece un patrón que nos ayuda a relacionar la Palabra de Dios con nuestra vida diaria. Tenemos que amar a Dios, pensar constantemente en sus mandamientos, enseñar sus mandamientos a nuestros hijos y vivir cada día según los principios de su Palabra. Dios enfatiza la importancia de que los padres enseñen la Biblia a sus hijos. No se puede delegar esta responsabilidad a la iglesia y las escuelas cristianas. La Biblia ofrece tantas oportunidades para obtener lecciones objetivas y prácticas que sería una pena estudiarlas sólo un día a la semana. Las verdades eternas se aprenden de una forma más efectiva en el ambiente amoroso de un hogar donde se teme a Dios.

Jesús dijo que amar a Dios con todo nuestro ser es el más grande de los mandamientos (Mateo_22:37-39 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.). Esta orden, combinada con la de amar al prójimo (Levítico_19:18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo Jehová), condensa todas las demás leyes del Antiguo Testamento.

Los hebreos fueron y triunfaron en cuanto a hacer de este mandato una parte integral de su vida. El éxito estuvo en que la educación estuviera orientada a enseñar a vivir, no a informar. Utilizaban el contexto de la vida diaria para enseñar acerca de Dios. La clave para enseñar a sus hijos a amar a Dios se describe simple y claramente en estos versículos. Si usted quiere que sus hijos sigan a Dios, debe hacer de Dios una parte de sus experiencias diarias. Debe enseñar a sus hijos con diligencia a ver a Dios en todos los aspectos de la vida, no sólo en aquellos que están relacionados con la iglesia.

Dios te bendiga…

Y esta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3

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