1.- Si
Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no
guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Salmo 127:1 Las familias
edifican casas y hay centinelas que guardan una ciudad, pero estas dos
actividades son fútiles a menos que Dios esté con ellas. Una familia sin Dios
nunca experimentará el lazo espiritual que El crea en las relaciones. Una
ciudad sin Dios se devastará por la maldad y la
corrupción que haya adentro. No cometa el error de dejar a Dios fuera de su vida, si lo hace, habrá vivido en vano. Haga que Dios sea su máxima prioridad y permita que El sea el que lo edifique.
2.- Por
demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis
pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.corrupción que haya adentro. No cometa el error de dejar a Dios fuera de su vida, si lo hace, habrá vivido en vano. Haga que Dios sea su máxima prioridad y permita que El sea el que lo edifique.
Dios no está en
contra de los esfuerzos humanos. El arduo trabajo honra a Dios. Pero trabajar
sin descanso u olvidar a la familia puede ser un disfraz para la incapacidad de
confiar en que Dios suplirá nuestras necesidades. Todos necesitamos un descanso
adecuado y momentos para refrescarnos espiritualmente. Por otro lado, este
versículo no es una disculpa para ser flojos. Tenga cuidado en mantener el balance: trabaje
arduamente mientras confía en Dios y también descanse confiando en El.
3.- He
aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.
Así son los hijos habidos en la juventud.
Muy a menudo se
ve a los hijos como responsabilidades y estorbos y no como bienes. Pero la
Biblia llama a los hijos "herencia de Jehová", una recompensa.
También podemos aprender lecciones valiosas de sus mentes inquisitivas y de su
sana ingenuidad. Quienes tienen a los hijos como simples distracciones o
estorbos, deben verlos como una oportunidad de moldear el futuro. No debemos
atrevernos a tratarlos como una molestia cuando Dios los valora tanto.
Sucede también
que como padres nos olvidamos, del gozo que experimentamos cuando nos enteramos que seriamos padres por primera vez,
oh que inmensa alegría saber que seríamos padres, las preguntas no se hacían esperar, ¿Cómo
será’ ¿A quién se parecerá? ¿De qué color serán sus ojos? ¿Y su pelo como será?
Y así nuestra imaginación vuela hasta el mismo cielo y alzamos la voz dando
gracias a Dios por la dicha tan grande que nos ha regalado pues él nos ha permitido
ser padres. ¿Pero qué pasa después? No sabemos qué hacer, con el bebe, el niño,
el joven, nuestro hijo. Y la verdad es que nadie nos enseño a ser padres. Y
como no sabemos y ni siquiera nos
esforzamos tantito, A los hijos los empezamos a ver como un estorbo y no como
una bendición de Dios, pues ya se nos olvido aquella dicha que sentimos cuando
se nos dijo que seriamos padres, y en lugar de dedicarle el tiempo que nuestros
hijos necesitan, nos excusamos con cualquier cosa, se nos olvida que la mejor
empresa que podamos tener son nuestros propios hijos, los que Dios nos dió.
5.-
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado
Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Esto es lo que
Dios nos dice en su palabra, y nos pone como ejemplo la aljaba, la aljaba es el
recipiente en la que el cazador lleva sus flechas, de la manera en que el
cazador echa mano de sus flechas para cazar, de esta manera el hombre que ha
llenado su aljaba de ellos nunca será avergonzado, porque a la verdad sus
enemigos siempre estarán acechando, y la Biblia llama a los hijos saetas. 4.-Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos
Habidos en la juventud.
Pero para que tus
hijos sean como saetas en mano de valientes, Tú como padre tienes que enseñarle
el camino del bien y de la rectitud y del temor de Jehová, de esta manera nunca
serás avergonzado cuando hablares con los enemigos en la puerta. Por eso es que el salmista comienza con esta
frase: Si Jehová no edificaré la casa, en vano trabajan
los edificadores, Si has pensado que no necesitas a Dios en tu vida, en
tu casa, en tu familia, en tu trabajo, déjame decirte que has vivido en vano,
pues la Biblia es clara cuando nos dice; En vano
trabajan los edificadores, Es por eso que en esta hora te digo es tiempo
de que comiences a edificar tu casa en Cristo, él es la roca inconmovible de
los siglos. Pues desde los tiempos antiguos él dió este gran mandamiento:
Y amarás
a Jehová tú Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás
a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y
al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y
estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu
casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:5-9
Este pasaje proporciona el tema central de Deuteronomio. Establece un
patrón que nos ayuda a relacionar la Palabra de Dios con nuestra vida diaria.
Tenemos que amar a Dios, pensar constantemente en sus mandamientos, enseñar sus
mandamientos a nuestros hijos y vivir cada día según los principios de su
Palabra. Dios enfatiza la importancia de que los padres enseñen la Biblia a sus
hijos. No se puede delegar esta responsabilidad a la iglesia y las escuelas
cristianas. La Biblia ofrece tantas oportunidades para obtener lecciones
objetivas y prácticas que sería una pena estudiarlas sólo un día a la semana.
Las verdades eternas se aprenden de una forma más efectiva en el ambiente
amoroso de un hogar donde se teme a Dios.
Jesús dijo que amar a Dios con todo nuestro ser es el más grande de los
mandamientos (Mateo_22:37-39 Jesús le dijo: Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.). Esta orden, combinada con la de amar al
prójimo (Levítico_19:18 No te vengarás, ni
guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti
mismo, Yo Jehová), condensa todas las demás leyes del Antiguo
Testamento.
Los hebreos fueron y triunfaron en cuanto a hacer de este mandato una
parte integral de su vida. El éxito estuvo en que la educación estuviera orientada
a enseñar a vivir, no a informar. Utilizaban el contexto de la vida
diaria para enseñar acerca de Dios. La clave para enseñar a sus hijos a amar a
Dios se describe simple y claramente en estos versículos. Si usted quiere que
sus hijos sigan a Dios, debe hacer de Dios una parte de sus experiencias
diarias. Debe enseñar a sus hijos con diligencia a ver a Dios en todos los
aspectos de la vida, no sólo en aquellos que están relacionados con la iglesia.
Dios te bendiga…
Y esta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero,
y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3
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